Mientras me bañaba y cuestionaba ideas como la cantidad de espuma perfecta para sentir que te estás lavando bien; me entro una idea sobre una amistad que ya no forma parte de mi vida; y pensé que hubiera sido necesario para que no quedará en recuerdos del pasado.
¿Qué hubiese tenido que hacer para salvar lo que se ahogó?
Seguramente que ambas partes supiéramos que nos estábamos haciendo mal, y segundo querer mostrarnos reales y decir las cosas; en lugar de dejar morir lentamente esa amistad sin siquiera tomarnos la molestia de nombrarlo problema.
Me pregunté cuántas cosas no tienen solución; y se me vino a la mente la típica frase “todo tiene solución menos la muerte”.
¿Es realmente la muerte un problema que tengamos que solucionar o es simplemente el destino inminente de todo lo que habita?
Y es así como en este hilo de ideas de regadera me pregunté cuantos refranes y dichos populares me he creído como verdad absoluta y que sin lugar para la duda he hecho parte de mis creencias, una guía de pensamiento y acción sobre lo que puedo hacer, decir, pensar, bailar, comer, soñar, amar: ser.
“el dinero no crece en los arboles”, “más vale malo por conocido que bueno por conocer”, “árbol que nace torcido jamas su tronco endereza”, “a caballo regalado no se le miran los dientes”…
¿Cuántos miedos y juicios forman parte de mi cotidiano? Ideas concebidas de comentarios e ideologías externas que otros han sembrado en mí, me he creído y he hecho cimiento de mi existir.
A esta maraña de ideas se le sumó una frase que me quedó muy grabada de la meditación que escuche esa mañana: “Todo Cabe”
Por Todo se referían en su literalidad a la totalidad y al infinito. Cabe o sea que quepa, darle espacio para que sea posible: permitirle ser al todo tal cual es en dualidad y contradicción, fríamente caliente y tristemente feliz. Que la vida no tiene porque ser blanca o negra si no una gama de blancos, negros y colores que coexisten con la luz y la oscuridad que los permiten, pues al final no existe una sin la otra y las cosas pueden ser todo a la vez.
Y con todo esto no pude no pensar en el arte, en mi poder creativo y en todos los que me anteceden en sus distintas disciplinas. ¿Qué hubiera sido de los grandes si se hubieran creído los miedos y juicios del mundo que les rodeaba? Tantos pensadores, inventores, rebeldes que desafiaron las reglas y apostaron por pensar distinto.
Hay una constante que es la duda que rodea nuestra existencia y propósito de vida; hoy somos gracias a los que se atrevieron a dudar cuando nadie más lo hacía. Y con cada duda nace una nueva oportunidad y realidad.
Con cada duda surge un nuevo movimiento, ideología, vanguardia, religion: oportunidad.
Y más allá de que esto parezca una nota de motivación sobre romper los juicios y soltar los miedos, es una invitación a cuestionar el dialogo interno que nos acompaña todo el día y si nos gusta el tono en el que habla y lo que cree, ¿te gusta como piensas? ¿qué tanto te cuestionas quien eres? ¿a quién le haces más caso; a tu verdad o a la del mundo?
¿Cuántas veces al día te permites dudar?
*siempre me he cuestionado que sería si el hubiera sí existiera.
– Tadea